La cabeza me daba vueltas, llena de imágenes que no lograba comprender y algunas otras que intentaba reprimir. AL principio no tenía nada claro, pero cuando gradualmente me fui acercando al sueño, se me hicieron evidentes algunas certezas.
Estaba totalmente saegura de tres cosas:
primera, es un vampiro.
Segunda, una parte de él y no sab ía que tan potente podía ser esa parte, tenía sed de mi.
Y tercera, estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él.
jueves, 20 de noviembre de 2008
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